" PARA QUE PONERLE NOMBRE Y APELLIDOS"
Cuanta razon tiene mi amigo el " Guionista de Chambery"
Pocas cosas hay más perniciosas en esta industria que el éxito. Perniciosas para el talento, digo. Los platós están llenos de aduladores, advenedizos, lambones y aprovechateguis dispuestos a lanzar loas sobre cualquier profesional que demuestre un mínimo talento. Los medios de comunicación magnifican, amplifican, exageran las cualidades de un "star system" algo artificioso que no siempre está basado en el producto del trabajo, sino, a veces, en los resultados que ofrecen el oportunismo, el pillaje o la suerte.
Pero incluso cuando el talento es auténtico, cuando hay una intención sincera de crear, de contar historias, de ponerse al servicio de la narración, nada hay menos recomendable que tener a una corte de aduladores diciéndote una y otra vez lo bueno que eres. Porque eso te puede conducir a un estado de embriaguez artística en el que dejes de desconfiar de ti mismo y abandones la necesaria actitud constructiva y crítica hacia tu propio trabajo.
Por eso, creo yo, es frecuente ver cómo jóvenes -y no tan jóvenes- promesas, e incluso artistas consagrados, se relajan y decepcionan con sus nuevas propuestas. Dirigir y, sobre todo, escribir, es un trabajo duro en el que tienes que buscar oro entre la mierda, tienes que revolcarte en el barro, y terminar la jornada hecho un cristo para quedarte con unos pocas pepitas doradas de inspiración. Y cuando uno empieza a pensar que todo lo que sale de su cabeza es valioso, y que no necesita que nadie le ayude a filtrar la porquería, corre el peligro de creer que se le salen el genio y figura por las axilas, cuando seguramente también hay mucho de vulgaridad y error.
Pocas cosas hay más perniciosas en esta industria que el éxito. Perniciosas para el talento, digo. Los platós están llenos de aduladores, advenedizos, lambones y aprovechateguis dispuestos a lanzar loas sobre cualquier profesional que demuestre un mínimo talento. Los medios de comunicación magnifican, amplifican, exageran las cualidades de un "star system" algo artificioso que no siempre está basado en el producto del trabajo, sino, a veces, en los resultados que ofrecen el oportunismo, el pillaje o la suerte.
Pero incluso cuando el talento es auténtico, cuando hay una intención sincera de crear, de contar historias, de ponerse al servicio de la narración, nada hay menos recomendable que tener a una corte de aduladores diciéndote una y otra vez lo bueno que eres. Porque eso te puede conducir a un estado de embriaguez artística en el que dejes de desconfiar de ti mismo y abandones la necesaria actitud constructiva y crítica hacia tu propio trabajo.
Por eso, creo yo, es frecuente ver cómo jóvenes -y no tan jóvenes- promesas, e incluso artistas consagrados, se relajan y decepcionan con sus nuevas propuestas. Dirigir y, sobre todo, escribir, es un trabajo duro en el que tienes que buscar oro entre la mierda, tienes que revolcarte en el barro, y terminar la jornada hecho un cristo para quedarte con unos pocas pepitas doradas de inspiración. Y cuando uno empieza a pensar que todo lo que sale de su cabeza es valioso, y que no necesita que nadie le ayude a filtrar la porquería, corre el peligro de creer que se le salen el genio y figura por las axilas, cuando seguramente también hay mucho de vulgaridad y error.
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